¡YO pongo el vino!

Despeinada, mojada y hambrienta me quedo siempre tras tus visitas.

Imposible guardar las formas a tu lado, imposible no mirarte ni tocarte, imposible no arrancarte la ropa ni perder el sentido con tu manos, tus besos, tus te amo.

Imposible desprenderse del olor de tu piel, ni del olor a quemado en el pelo por dejarme la cena al fuego.

Imposible volver atrás, 
la próxima, tú cocinas,
¡Yo, pongo el vino!

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