¡VIVIMOS en días de LIBERTAD, transformada en liberación del AUTO-CONTROL!

La libertad en sí desenmascara y elimina la angustia de la auto-justificación, y es expresada como verdad inobjetable de la persona. Pero, ¿Existe algún límite?

Son pocas las personas que se plantean como piensan, sienten o actúan, escudándose en esa libertad que les brinda el simple hecho de existir. El porqué y el para qué han dejado de tener importancia. El ruido que genera esa ampliación de oportunidades que brindan las conexiones sociales, facilita la desconexión de la atención, ocasionando falta de concentración por la diversidad de opciones pendientes.

¡El querer más es inherente al ser humano, y el querer mejor se adquiere sólo con práctica!

Esta nueva era en la que priman las relaciones digitales, en las que se ofrece poco y se regala mucho, se le da un giro a las relaciones inter-personales, donde el factor humano sólo aparece al elegir qué hacer con ella. La tecnología, al fin y al cabo, es utilizada por cada cual desde sus propios principios morales y éticos, y todos válidos si nos alejamos de los juicios, según la libertad de elección y de acción.

Sólo por coherencia y sinergia entre la vibración de personas afines pueden generarse relaciones espontáneas sanas, ya sean laborales, de amistad, amorosas o sexuales, independientemente del medio que se utilice para ello. Si se generan algún conflictos, y se debe guardar las formas, como poco ha de actuarse según la norma que establecen ciertos patrones sociales que nos permitan convivir de la mejor manera posible desde el respeto al otro y a ti mismo.

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