Hay cerraduras que mantienen puertas cerradas toda una vida, y puertas que separan la realidad de la ilusión, la verdad de la mentira, lo banal de lo verdaderamente importante.
Hay puertas que mantienen segura a la comodidad, y al miedo que a ésta la hace mantenerse tras ella.
Hay puertas que nunca han sido abiertas, y otras que nunca serán cerradas porque no hay llave maestra que desde fuera pueda abrirlas.
Hay miles de puertas que impiden el acceso al centro de la tierra, y sólo una que impide acercarte a tu propio centro para ser consciente del potencial de tu interior, de la capacidad que posees de darte a los demás ¡sin más!.
Hay puertas que no necesitan llave, solo hay que aprender a tocarlas…
¿Acaso sabes cual es la «llave» que has de tocar y que abre esa puerta a lo más profundo de tu ser?