Vi tu alma desde el primer día,
te reconocí, no dudé ¡NUNCA!
Incluso cuando creí que ya te había olvidado y había avanzado, me sacudiste de nuevo.
¡Yo siempre aposté por ti!
Tuve quizás demasiada fé en esta unión ancestral, que puede que aún no entiendas.
Al fin y al cabo, uno no pierde lo que no tiene, ni mantiene lo que no es suyo. Y aunque, entre otras cosas, te agradezco el regresar a mi, es agotador.
Ahora sé que no es el momento, y también que nos encontraremos de nuevo en el camino, aunque quizás sea durante otros procesos a lo largo de nuestra evolución, o probablemente en otra vida.
Puede que necesites pasar por algo más grande para encontrar eso que nunca has sentido, o que simplemente no recuerdas. Eso que me diste sin querer, sin intensión, sin insistir, sin estar, solo existiendo aquí y ahora. Eso que yo encontré sintiendo la verdad de tu alma en mi…de nuevo.
Te vi desde el primer día.
Te sentí desde la primera vez.
Te recordé con cada caricia.
Y no te amé como nunca,
sino como siempre.
Me voy sin hacer ruido, desaparezco sin más explicaciones que las que tengas que darte a ti mismo.
Y sí, sigo confiando en ti, en todos los sentidos, porque estoy segura de que volverás a descubrir la forma de encontrarte.
Suerte, Amor y Luz para el resto del camino, mi vida.