¡PERDERSE también es un camino!

A veces me pierdo,
me pierdo en ti, en tu mente serenamente irónica y desatada.

Otras veces, me pierdo contigo ¡sólo contigo! 
me pierdo en esas miradas, en esas sonrisas, en esos silencios rellenos de palabras absurdas para no decir nada. Palabras seguidas de lágrimas, risas y pataleos en el suelo sin sentido para el resto e irremplazables para nosotros.

Me pierdo, me pierdo una y otra vez
y reconozco que me encanta perderme en ese nosotros forjado a fuego lento y enfriado por sorpresa, me encanta perderme en cada rinconcito de nuestra historia porque esos rinconcitos son nuestros, solo nuestros.
¡Son una parte de ti en mi, una parte mi en ti!

¿Y sabes qué?

Nunca me importó perderme porque siempre supe que me encontrarías incluso desviándote para esquivarme.

Siempre te esperé ahí, en ese mismo punto en el que nos reconocimos sin mediar palabra, allí donde siempre fuimos cómplices, donde nos compartimos, allí donde nos esperamos y nos encontramos, allí donde nos regalamos cada presente.

¡Allí donde vamos, caminamos juntos!

¿ Te pierdes conmigo ?

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