Hay cerraduras que mantienen puertas cerradas toda una vida y puertas que separan la realidad de la ilusión, la verdad de la mentira, lo banal de lo verdaderamente importante, y la vida de la muerte. Otras puertas que mantienen segura a la comodidad y al miedo que se mantiene oculto tras ésta.

Hay cerraduras que nunca han sido abiertas, y otras que nunca serán cerradas porque no hay llave maestra que desde fuera pueda abrirlas.

Existen miles de puertas que permiten o impiden el acceso al centro de la tierra y sólo una que impide acercarte y acceder a tu propio centro. Ser consciente del potencial de tu interior, y de reconocer y conectar, con la capacidad que posees de darte a los demás ¡sin más! ¡sin menos! es tan fácil como permitirte el paso.

Ser consciente del potencial de tu interior, y reconocer y conectar con la capacidad que posees para darte a los demás ¡sin más! ¡sin menos!, es tan fácil como permitirte el paso.

Y cuando encontramos puertas que no necesitan llave, solo tenemos que pedir permiso o aprender a tocarla.

¿Acaso sabes cual es la «llave» que has de tocar y que abre esa puerta a lo más profundo de tu ser?