Era feliz sólo de pensar que aparecería e impaciente esperaba su sonrisa al mancharse con la espuma del café, al ver una mariposa pasearse muy cerca o al disculparse por tropezarse con alguien por las prisas.
Día tras día la buscaba entre la gente y la seguía con la mirada hasta que desaparecía tras la siguiente esquina.
A él le gustaba verla
mientras estaba distraída,
a ella le gustaba sentir su mirada
y fingir que no se daba cuenta.