Eres la balsa que me mece
en este mar roto por el tiempo.
Eres el agua que calma mi sed,
que calienta mi alma
y que apaga el fuego de este volcán particularmente contenido.
Eres la red que me mantiene a salvo
del frio vacío que se pierde en el olvido.
Eres tú, el aire que respiro y la luz que me alimenta.