No hay trucos que valgan, no hay atajos, ni tampoco escondites en los que el amor pueda esconderse el tiempo suficiente para que lo eches de menos.

No son coincidencias, no existe la casualidad, son las ganas la que hace que las cosas funcionen. Es la intención lo que genera esa sincronicidad perfectamente orquestada que te lleva a probar algo nuevo, a repetir o a intentar algo en lo que probablemente sólo tu crees.

Jamás el orden fue lo verdaderamente importante, pues siendo sólo un concepto más para dar sentido a multitud de estados, pensamientos, emociones y acciones secuenciadas en un espacio y momento determinado, sería inexistente sin el caos, un contrario indispensable que está totalmente a la altura de las circunstancias de toda vida.

Lo único que podría ser imprescindible, es encontrar aquello que te arranque del alma las ganas para vivir, o tropezarte con personas en el camino que estén a la altura de tu caos interno ¡Ese es el truco!

¡Quizás el truco esté en encontrar a una persona que esté a la altura de tu caos !