¡ATRÉVETE!

¡Que los rayos revienten tus miedos e iluminen el silencio! Rítmico y ensordecedor era el ruido del granizo que caía aquella noche. Fue tal la tormenta, que nuestra cita se vio truncada por un clima impredecible y cruelmente inoportuno. El destino se estaba quedando conmigo. Esa era la primera vez que conseguía un sí de…

¡Todo para TI!

¡Así te espero! Aquí, sentado donde me dejaste esperando por ti la última vez que conseguimos hacer un hueco en nuestras agendas para romper con nuestros miedos definitivamente. Esos miedos que se alimentan cada excusa, esos quiero pero no puedo, esos te deseo pero no debo. Así te espero, aquí, desnudando mi alma ante ti,…

¡Contigo y Sintigo!

Impregnado de ti, de tu olor, tu sabor, tus risas, tus besos y tus NO continuos. No puedo sacarte de mi, ni de mi cabeza, ni mucho menos de mi cama cuando consigo tenerte en ella. Me acostumbré a un YO, me, mi, siempre CONTIGO y un TÚ, te, ti, para siempre CONMIGO.