¡La niña de los OJOS VERDES!

Corría de un lado para otro, ocultándose bajo una capa de harapos que no dejaban ver más allá de sus ojos, escondiéndose continuamente por miedo, y sintiéndose segura sólo en su habitación. Un cuarto en penumbras, con paredes de adobe, descuidadas, llenas de grietas y con una única ventana. Ese era su lugar preferido de…